Estamos habituados a consumir diariamente unos productos
procedentes de la agricultura, aunque pocas veces nos hemos planteado el origen
de la misma.
La agricultura comenzó durante el Neolítico (8.000-3.000 a .C) en Oriente
Medio, en comunidades como Çatal Hüyük (actual Turquía). El ser humano dejó de
ser nómada para atarse a la tierra, cultivando y domesticando lo que
convertiría en su alimento.
Este cambio se produjo al aumentar la población: al ser un
mayor número de personas se dificultó la tarea de conseguir alimento para todos
mediante la caza o recolección. En este momento comienzan a domesticar animales
salvajes y plantas. En el caso de las plantas, seleccionaron no solo aquellas
que fueran comestibles, sino que también las que su recolección fuera más
sencilla y productiva. Un ejemplo de ello es la avena, ya que se eligió la
especie Avena sativa (la común en
alimentación) en lugar de especies como Avena
fatua (conocida como avena loca), ya que esta última pierde el grano con
gran facilidad, lo que dificulta su recolección. En el caso de los animales no solo para
alimentarse de ellos, sino que también para utilizarlos en otras labores.
En la actualidad son muy pocos los pueblos que viven sin
agricultura y/o sin ganadería.
Los primeros alimentos que comenzaron a cultivarse fueron
trigo, vid, olivo, cebada, diversas especies de leguminosas y lino.
Originariamente los calendarios agrícolas estaban basados en
la observación de los ciclos biológicos y de los ciclos lunares, solares y de
algunos planetas en relación con las constelaciones del zodiaco.
En España la agricultura se introduce desde Pirineos,
expandiéndose desde la meseta hacia el norte. Cabe destacar dos momentos de
nuestra historia que son de gran importancia para la agricultura:
-
La romanización: los romanos nos aportaron la trilogía
mediterránea (el cultivo del trigo vid y olivo), el sistema de barbecho, el
arado romano (el cual estaba tirado por bueyes), las prensas de aceite y
técnicas tanto de regadío como de abonado.
-
El descubrimiento de América: la llegada al nuevo
continente nos dio a conocer nuevas
especies vegetales que consumimos con frecuencia como son la patata, el tomate,
el maíz, el tabaco, el pimiento…
Otro acontecimiento importante para la agricultura se dio al
producirse el desarrollo de la agronomía como ciencia. Con los avances técnicos
de la Revolución Industrial se favoreció la producción agraria, ya que esta dejó de depender únicamente
del trabajo manual y pasó a realizarme con la ayuda de maquinaria
especializada.
Con todo esto vemos que la situación agraria actual ha sido
fruto del trabajo de muchas personas a
lo largo de la historia de la humanidad y, es por ello, por lo que debemos
valorarlo como se merece.
Autora: Noemí Cano Ruiz
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