miércoles, 12 de noviembre de 2014

Setas, hongos... ¿Realmente son importantes?

Llegada la época otoñal, quien más y quien menos sale al campo o conoce a gente que va a coger setas. En su gran mayoría siguen la normativa de llevar su cestita de mimbre y solo coger lo que conocen.


Pero realmente, incluso para una gran parte de los "seteros" las setas son un mundo desconocido. ¿Sabemos exactamente qué es la seta? ¿Qué son los hongos? por no hablar de si se conoce su importancia en el ecosistema.

De manera clásica los hongos han estado estudiados por botánicos. Al ser seres inmóviles, se les consideraba más cercanos a las plantas que a los animales.

Sin embargo, los últimos estudios moleculares aseveran que se encuentran más cercanos evolutivamente de los animales que de los vegetales.

A parte de todo el tema taxonómico, que ya sabemos que hay un grupo de científicos encantados de clasificar y nombrar cosas nuevas, ¿alguna vez has pensado que no existirían los bosques tal y como los conocemos sin la presencia de los hongos?

Los hongos son los principales encargados de la descomposición de la materia orgánica. Se componen principalmente de dos partes: la parte vegetativa, también llamada micelio y la parte reproductiva, que en muchos de los casos va a dar lugar a una seta.

El micelio, o parte vegetativa, está formado por multitud de filamentos, como si de un entramado semejante a una tela de araña se tratase. Estos filamentos están por todas partes, en el suelo, el la madera, o incluso en nuestro organismo o en restos animales en descomposición.

La parte reproductiva o cuerpo fructífero, seta en muchos casos, solo se origina cuando la parte vegetativa está bastante desarrollada.


Es decir, cuando en un suelo vemos setas (Ej. níscalos o champiñones) es que, bajo la superficie de la tierra hay un entramado de filamentos, en simbiosis con las raíces del árbol en este caso. A esta simbiosis o relación entre raíces de plantas y hongos, la llamamos micorrizas. Sin ellas, los bosques no existirían, pues no se podrían desarrollar. Gracias a ellas, la planta aumenta la superficie de absorción, facilitan la absorción de fosfato por parte de la planta y protección frente a otros hongos patógenos para la planta. Por otra parte los hongos reciben carbohidratos por parte de la planta y protección. En definitiva, un árbol con micorrizas se desarrolla antes que un árbol no micorrizado. Lo mismo ocurre en el caso de los cultivos.

Hay que tener cuidado en conservar el micelio de los hongos micorricénicos. Si nos cargamos el micelio, destrozamos el suelo. Dependiendo de la especie, el micelio es más profundo o superficial, siendo en función de la especie resistentes o no al arado de los campos. También los micelios son muy sensibles a los cambios de pH producidos en el suelo, produciéndose primero la muerte del hongo y a continuación la de la mayor parte de las plantas. Durante la guerra de Vietnam, se utilizaban fungicidas para matar las micorrizas, y así provocar hambrunas en la población. (En el fondo semejante a la quema de cultivos durante la Edad Media, pero ocasionando daños también a largo plazo).

Hay veces que vemos los llamados corros de hadas: Círculos de setas en el campo. No debemos de pensar que cada seta es un individuo distinto y que crecen con esa disposición por obra de "hadas" o "brujas". Todos ellos son cuerpos fructíferos del mismo hongo, situado bajo tierra. Los hongos van creciendo de manera más o menos circular.

En otras ocasiones, vemos las setas salir de los árboles. A este orden de hongos se los denomina afiloforales. Cuando observamos a la seta, salir en la madera del tronco, quiere decir que el micelio está por dentro del árbol y en muchos de los casos, el árbol tiene gran daño en su interior.



Volviendo al tema de las micorrizas, gran parte de la diversidad vegetal de nuestro país se debe a nuestra riqueza en micorrizas. Existen diferencias entre las micorrizas (y por ende las setas) localizadas en diferentes ecosistemas. Por ejemplo, las setas de cardo aparecerán en zonas desprovistas de árboles y con presencia de cardos; los níscalos aparecerán en pinares jóvenes; o los boletus en pinares maduros o incluso en jarales. Las cistáceas (jaras) mantienen muy bien las ectomicorrizas. Es bueno hacer una reforestación en una zona donde ha habido jaras ya que hay un buen banco micorricénico.


Por todo esto, recordar a seteros aficionados, que aun en nuestros días queda mucho por descubrir sobre el mundo de los hongos; y  que para su conservación, no es suficiente llevar una cestita, con el fin de "expandir las esporas". Hay que coger con precaución, solamente aquello que vayamos a consumir, dejando el resto en el campo. Porque un hongo no sea comestible, no hay que patalearlo para que deje de crecer: tiene su función en la naturaleza.  Hay quienes recolectan setas rastrillando, y esto es un grave error, posiblemente la mayor atrocidad que se pueda cometer. Al hacer esto, dejamos el micelio al descubierto y este se seca y muere, dejando por tanto de dar setas para siempre además de dejar de realizar su función como micorriza. Si no cuidamos el suelo, las micorrizas y, en general, lo que ocurre bajo tierra, no solo no tendremos setas, si no que probablemente desaparezcan los ecosistemas, los bosques, las praderas...

Porque, como bien dice "El principito":

"A veces lo esencial, es invisible a los ojos"



Agradecer a la Sociedad Madrileña de Micología por todo lo aprendido durante el curso de Iniciación a la Micología, y en especial a Luis Rubio Casas por sus identificaciones y paciencia durante la jornada de campo.

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