lunes, 15 de agosto de 2016

y más sobre los incendios forestales

No es la primera vez que este blog hablamos de incendios. Allá por junio de 2015 publicábamos un post qué explicaba los incendios forestales y como evitar aquellos que son accidentales.

Sin embargo en aquel post olvidamos algo muy importante. Olvidamos hacer una evaluación sobre todos los incendios provocados.

Este mes de agosto es triste. Una gran oleada de incendios azota el norte de Portugal, Madeira y Galicia. Tristemente los hemos vivido  más de cerca.

Las ciudades, "lejos" de los principales fuegos y sin peligro aparente, teñían sus cielos con un gris que asemejaba tormenta. Pero el olor era inequívoco. No olía a lluvia. La brisa traía el olor a humo. Humo que iba consumiendo la vegetación.



Es horrible el olor a humo. Es agobiante la sensación de la ceniza caerte por encima, haciendo que sea más difícil respirar. Es desesperante el mirar como montes enteros que eran verdes se van consumiendo y tiñendo de negro hollín. Es desesperante el ir por la carretera huyendo del fuego sin saber si te cortarán más adelante el camino las llamas.


Y cuando miras al horizonte, no ves si no surgir nuevas columnas de humo. Nuevos atisbos de muerte  de lo que antes era un paraíso natural.


Pero tú lo que sientes, esa impotencia, ese odio a los que lo provocan y esas ganas de que todo acabe, no es nada. No es nada comparado a lo que sienten los bomberos cuando al fin, parece que han controlado un incendio y han surgido otros tres. Y no, no se trata de incendios naturales.

Si observamos con atención, gracias a la imagen de la NASA, vemos la gran cantidad de incendios desde el 7 al 15 de agosto. LA mayoría de ellos concentrados entre el norte de Portugal y Galicia. Y Madeira (que se puede observar en el centro del Atlántico, bajo las llamas). En Portugal, ya se han alcanzado en 2016, las 100.000 hectáreas afectadas y en Galicia se superan las  5.500 hectáreas.


Estas zonas, en principio son húmedas. No tenemos la vegetación seca que puede verse por ejemplo en áreas más mediterráneas. Además. en los últimos días tampoco ha habido tormentas, que con sus rayos pudieran provocar incendios. Según datos de la FAO, el 95% de los incendios son por causas humanas.  Según ecologistas en acción, en España "Entre las motivaciones y causas conocidas de los incendios forestales destacan las quemas agrícolas (31,75%)y las quemas para obtención de pasto (21,9%). Otros motivos son: pirómanos, personas con alguna alteración patológica (7,58%); incendios reproducidos (3,38%); fumadores (2,65%); relacionados con la caza (2,31%); trabajos forestales (2,20%); motores y máquinas (2,14%). El 19,12% restante se divide entre quema de basuras y escape de vertederos, hogueras, venganzas, vandalismo, obtención de madera a bajo precio, recalificaciones de terrenos, modificaciones de uso del suelo (de forestal a agrícola), disensiones en la titularidad de los montes, " Fuente Ecologistas en acción

Aunque en muchos casos es difícil conocer quien es el autor del incendio, ya son numerosos los casos en los que se ha encontrado el autor de alguno de los incendios. Si bien, muchos de estos incendios se propagan en mayor medida por el tipo de vegetación. En el caso de Portugal o Galicia muchos de los montes han sufrido cambios de la vegetación autóctona por Pinos y Eucaliptos, que tienen una combustión más rápida y permiten el avance mucho más veloz del incendio. Sobre todo si lo comparamos con la vegetación autóctona. En otros casos, la expansión de los incendios se ve propagada por la falta de gestión de algunos montes.



¿Qué soluciones se plantean?
En general, las autoridades tienen que tomar cartas en el asunto. Endurecer las penas a los autores de los incendios puede ser una de las medidas a implantar, pues a veces hay quienes no hacen las cosas bien salvo que haya penas, económicas o penales de por medio. En referencia a la gestión de los montes, una mejora de los contratos de agentes forestales (que sean durante todo el año, en lugar de temporales) puede ayudar a una mejor gestión del monte a largo plazo, y no solo centrarse en apagar los incendios cuando ya no queda otra solución.  una mejora en la educación ambiental (a niños y mayores) en las zonas rurales, explicando las consecuencias de los incendios, ya que no solo mata la flora o la fauna, si no que elimina la materia orgánica y los microorganismos del suelo, haciendo que cada vez el terreno sea menos productivo para cultivos o pasto. Para conseguir acabar con el típico "Toda la vida se ha hecho así". Sugerimos también el trabajo en la detección de patologías psicológicas para localizar a los "pirómanos" y tratarles adecuadamente ya que aunque en principio aumente el gasto en sanidad del estado, a la larga se ahorra dinero en manejo de fuegos. Y en referencia a los temas de recalificación: zona quemada, zona reforestada. Con plantas autóctonas, aunque sean de más lento crecimiento, son menos sensibles al fuego. 

Otro tema interesante a tratar sería la cooperación interestatal. La naturaleza y el fuego no entienden de fronteras, y lo que pasa en Portugal puede extenderse rápidamente hacia las zonas españolas. Quizá sea mejor ayudar a los vecinos antes de lamentar la expansión del fuego en miles de hectáreas.

Y sobre todo, insistimos en educar. No queremos que vuelva a oirse que el fuego "es normal que se produzca en estas fechas" porque en estos casos, no se debe a causas naturales. Y el primer paso para trabajar para solucionarlo, es hacer que la sociedad no lo vea como algo normal.



Judith